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SÓLO VENCIÉNDOTE VENCERÁS

LA HAKAMA

LA HAKAMA

"O’Sensei era bastante enfático en el hecho de que todos usaran Hakama. La mayoría de los estudiantes era demasiado pobre para comprar una Hakama pero se exigía usar uno. Si no podían conseguirlo de un pariente mayor, tenían que quitarle la funda a un viejo futon, cortarla, teñirla, y dársela a una costurera para convertirla en una Hakama.

"En el Japón de la posguerra muchas cosas eran difíciles de conseguir, incluyendo las telas. A causa de la falta, entrenábamos sin Hakama. Tratamos de hacer Hakama de las cortinas que se utilizaban para oscurecer las casas ante los ataques aéreos, pero debido que las cortinas habían estado colgadas en el sol por años, las rodillas se hicieron polvo tan pronto como empezamos a hacer suwariwaza. Estábamos constantemente parchando esas Hakamas. Fue bajo esas condiciones que alguien vino con una sugerencia: "¿Por qué simplemente decimos que está bien no usar Hakama hasta ser shodan?". Esta idea fue propuesta como una política temporal para evitar gastos. La idea detrás de aceptar la sugerencia no tenía nada que ver con que el Hakama fuera un símbolo de una graduación de dan." Shigenobu Okumura Sensei, "Aikido Today Magazine" número 41

Cuando yo era uchi deshi (Alumno Residente en el Dojo) de O’Sensei, a todos se les exigía usar Hakama para practicar, comenzando con la primera vez que uno se paraba en el tatami. No había restricciones en la clase de Hakama que se podía usar entonces, así que el dojo era un lugar muy colorido. Uno veía Hakamas de todas las clases, todos los colores y calidades, desde el Hakama de kendo, pasando por el Hakama rayado usado en la danza japonesa, al costoso Hakama de seda llamada sendai-hira. Imagino que algunos de los jóvenes que comenzaban se veían entre la espada y la pared por tomar prestado el costoso Hakama de su abuelo, el cual se usaba sólo para ocasiones y ceremonias especiales, y deshacer las rodillas en la práctica de suwariwaza.

Recuerdo vivamente el día en que olvidé mi Hakama. Me estaba preparando para pisar el tatami para la práctica, usando únicamente mi gi, cuando O’Sensei me detuvo. "¿Dónde está su Hakama?" reclamó severamente. "¿Qué le hace pensar que pude recibir la instrucción de su maestro usando nada sino su ropa interior? ¿No tiene sentido de la decencia? Obviamente le falta la actitud y la etiqueta necesaria en alguien que persigue el entrenamiento del budo. ¡Vaya a sentarse a un lado y mire la clase!

Este fue sólo el primero de muchos regaños que recibí de O’Sensei. Sin embargo, mi ignorancia en esa ocasión inspiró a O’Sensei para sermonear a sus uchi deshi después de clase sobre el significado de la Hakama. Nos dijo que la Hakama era la vestimenta tradicional para los estudiantes de kobudo y preguntó si alguno de nosotros conocía la razón de los siete pliegues en la Hakama.

Simbolizan las siete virtudes del budo," dijo O’Sensei. "Son jin (benevolencia), gi (honor o justicia), rei (cortesía y etiqueta), chi (sabiduría, inteligencia), shin (sinceridad), chu (lealtad), y koh (piedad). Encontramos estas cualidades en el distinguido samurái del pasado. La Hakama nos inspira a reflexionar sobre la naturaleza del verdadero bushido. Usarlo simboliza tradiciones que nos han llegado de generación en generación. Aikido nace del espíritu del bushido de Japón y en nuestra práctica debemos esforzarnos para pulir las siete virtudes tradicionales.

Actualmente, la mayoría de los dojos de Aikido no sigue la estricta política de O’Sensei sobre el uso de la Hakama. Su significado se ha degenerado de un símbolo de virtud tradicional al de un símbolo de yudansha (poseedor de cinturón negro). He viajado a muchos dojos en muchas naciones. En muchos de los lugares donde sólo los yudansha usan Hakama, los yudansha han perdido su humildad. Creen que el Hakama es un premio para mostrar, como el símbolo visible de su superioridad. Este tipo de actitud hace de la ceremonia de saludo a O’Sensei, con la cual comenzamos y finalizamos cada clase, un objeto de burla de su memoria y arte.

Peor aún, en algunos dojos, a las mujeres de graduación kyu (y sólo las mujeres) se les exige usar Hakama, supuestamente para preservar su pudor. Para mí esto es insultante y discriminatorio para las mujeres aikidokas. También es insultante para los hombres aikidokas, por asumir una mentalidad pequeña de su parte que no tiene lugar en el tatami de Aikido. Ver la Hakama puesta para tan insignificante uso me entristece. Puede parecer una cuestión trivial para algunas personas, pero recuerdo muy bien la gran importancia que O’Sensei le daba a utilizar la Hakama. No puedo desestimar la importancia de esta prenda, y nadie, creo, puede cuestionar el gran valor de las virtudes que simboliza.

El hecho de que en algunas escuelas se les permita usar Hakama a todos sin distinción de grados o solo a las mujeres por una supuesta cuestión estética no puede dar lugar a que el practicante solo vea la HAKAMA como una prenda más de vestir o que forma parte del uniforme de práctica y de esta manera ignore el significado espiritual y lo que en la tradición marcial se reconoce como un símbolo del guerrero japonés

Si permitimos que la importancia de la Hakama se desvanezca, tal vez comencemos a permitir que las cosas fundamentales al espíritu del Aikido caigan en el olvido también. Si, por otra parte, somos fieles a los deseos de O’Sensei con respecto a nuestra vestimenta de práctica, nuestros espíritus pueden ser más fieles al sueño al cual él dedicó su vida."

Por: Mitsugi Saotome (Discípulo de O'Sensei durante 15 años), "Los Principios del Aikido"

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